Cierra los ojos. Puedes sentir una calida brisa acariciándote los brazos, el bello se te eriza sin querer.
Ladeas un poco la cabeza, intentando escuchar los sonidos que desprende la noche a tu alrededor.
Una carretera cercana, un gato maullando en la lejanía, el constante zumbido del ordenador encendido, el sonido de las teclas bajo tus dedos.
A pocos metros alguien duerme, puedes escuchar la pausada y relajada respiración del sueño tranquilo, que hace tanto tiempo tu no tienes.
Ya casi no recuerdas lo que significa descansar a gusto en tu cama, en tu propio refugio, donde los monstruos te acechan pero no pueden alcanzarte.
Muchas veces miras por la ventana, hacia el horizonte, y te preguntas que habrá mas allá de los sueños; que habrá mas allá de la suave brisa, quien habrá esperando a que tu llegues.
Volviendo a lo que me llena de verdad,
volviendo a la desesperada realida,
volviendo a la tragedia y el dolor constrantes,
volviendo al placer de decir "NO",
en fin, volviendo"
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